diciembre 16, 2010

LA ABUELITA QUE VIVÍA EN UNA BOTELLA DE VINAGRE


Narrador:

Había una vez una abuelita que vivía en una botella de vinagre…Sí… y para entrar en ella debía subir por una escalera. Allí vivía muy contenta, pero al cabo de cierto tiempo comenzó a quejarse. Tanto se quejó que un hada que andaba por allí, la escuchó:

Abuelita: -Ayayay… ya no quiero vivir más en esta botella de vinagre. ¡ Qué vergüenza, qué vergüenza, qué vergüenza tan grande! Debería vivir en una hermosa casita blanca, con cortinas y maceteros llenos de flores en las ventanas. Así debería ser… sí… ayayay, así como vivo ahora es una vergüenza… es una vergüenza…

Narrador:

Entonces el hada se compadeció de ella y dijo:

Hada:-Muy bien, cuando esta noche te vayas a acostar da tres vueltas y verás lo que verás…

Narrador:

Así es que la abuelita hizo lo que el hada le decía y esa noche al irse a la cama dio tres vueltas. Y cuado a la mañana siguiente despertó se encontró en una pieza muy blanca y en las ventanas había cortinas. De un salto se levantó, se asomó y dijo:

Abuelita:

¡Que hermosos maceteros llenos de flores! pero pasa algo terrible: se me olvidó darle las gracias al hada que hizo esto!

Narrador:

El hada se había ido volando muy lejos, pero un día decidió regresar adonde estaba la viejecita. Quería saber si estaba contenta.

Al llegar adonde estaba la casa, el hada alcanzó a escuchar por la ventana abierta que la abuelita hablaba sola. Y qué creen ustedes que decía:

Abuelita:-Ayayay… ya no quiero vivir más aquí. ¡Qué vergüenza, qué vergüenza, qué vergüenza tan grande! Yo debería vivir en una hermosa mansión de ladrillos junto al pueblo, así podría ver a la gente. Además, estoy muy vieja, y debería tener a alguien que me cuidara. Así debería ser… sí… ayayay, así como vivo ahora es una vergüenza… es una vergüenza…

Narrador:

El hada estaba muy molesta porque esperaba encontrarla contenta, pero dijo entonces:

Hada:

- Muy bien. cuando esta noche te vayas a acostar da tres vueltas y verás lo que verás…

Narrador:

Así es que la abuelita hizo lo que el hada le decía y esa noche al irse a la cama dio tres vueltas. Y cuando a la mañana siguiente despertó, escuchó a alguien que le estaba preparando el desayuno. Cuando se tomó el té fue y se asomó por la ventana y dijo:

Abuelita: Vivo en una gran mansión hecha de ladrillos y está cerca del pueblo, de acá puedo ver a la gente que pasa por la calle. Oh, pero una vez más, olvidé dar las gracias al hada que me ha regalado todo esto.

Narrador:

El hada se había ido volando muy lejos, pero un día decidió regresar adonde estaba la viejecita . Pero al llegar allí, el hada pudo escucharla por la cerradura de la puerta hablando sola, y claro, ya puedes imaginar qué decía:

Abuelita:-Ayayay… ya no quiero vivir más aquí. ¡ Qué vergüenza, qué vergüenza, qué vergüenza tan grande! Yo debería vivir en una gran casa con escaleras y muchos sirvientes y un carruaje esperándome en la puerta. Así debería ser… sí… ayayay, así como vivo ahora es una vergüenza… es una vergüenza…

Narrador:

El hada estaba mucho más molesta, pero pensó en darle el gusto pues tenía la esperanza de que ahora estaría contenta y le dijo:

Hada:

- Muy bien. cuando esta noche te vayas a acostar da tres vueltas y verás lo que verás…

Narrador:

Así es que la abuelita hizo lo que el hada le decía y esa noche al irse a la cama dio tres vueltas. Y cuado a la mañana siguiente despertó, dijo:

Abuelita:

¡Qué gran casa y tiene escaleras, hay muchos sirvientes y un carruaje esperándome en la puerta! ¡Oh! Pero una vez más, olvidé darle las gracias a la buena hada!

Narrador: El hada se había ido volando muy lejos, pero un día decidió regresar adonde estaba la abuelita. Esperaba que la viejecita estuviera contenta, pero no fue así. Al llegar allí la pudo escuchar por la puerta entreabierta

Abuelita: -Ayayay… ya no quiero vivir más aquí. ¡ Qué vergüenza, qué vergüenza, qué vergüenza tan grande! Yo debería ser reina y vivir en un palacio y tener un trono de oro. Debería usar una corona con brillantes y pisar el suelo cubierto de suave terciopelo. Así debería ser… sí… ayayay, así como vivo ahora es una vergüenza… es una vergüenza…

Narrador:

Puedes imaginar cómo estaba el hada de molesta, pero después de pensar un rato dijo:

Hada:

- Muy bien. Cuando esta noche te vayas a acostar da tres vueltas y verás lo que verás…

Narrador:

Así es que la abuelita hizo lo que el hada le decía y esa noche al irse a la cama dio tres vueltas. Y cuado a la mañana siguiente despertó vio que estaba en un palacio, el más elegante que puedas imaginar. Rápidamente se levantó y dijo.

Abuelita:

¡Mi trono es de oro y la corona de brillantes! ¡Qué bella esta alfombra de terciopelo suave! ¡Oh! Pero una vez más, olvidé a dar las gracias a la buena hada!

Narrador:

El hada se había ido volando muy lejos, pero un día decidió regresar adonde estaba la viejecita viviendo en un palacio. Entró directamente al salón principal y la encontró reclamando

Abuelita:

- Ayayay… ya no quiero vivir más aquí. ¡ Qué vergüenza, qué vergüenza, qué vergüenza tan grande! Este trono es muy duro, la corona muy pesada y a cada rato me tropiezo con la alfombra. Ayayay, así como vivo ahora es una vergüenza… es una vergüenza… Yo necesito una casa en que me sienta bien.

Narrador:

Entonces el hada dijo:

Hada:

- Muy bien. Cuando esta noche te vayas a acostar da tres vueltas y verás lo que verás…

Narrador:

Así es que la abuelita hizo lo que el hada le decía y esa noche al irse a la cama dio tres vueltas. Y cuado a la mañana siguiente despertó, se encontró nuevamente, DENTRO DE LA BOTELLA DE VINAGRE…

Muy contenta ya no tuvo más vergüenza y se sintió feliz de estar allí. Y dicen por ahí, que esta vez sí le dio las gracias al buen hada.



Fotos de sesión fotográfica para libro: "Narración oral y niños, Una alegría para siempre."
Cecilia Beuchat
Ediciones Universidad Católica
ISBN-956-14-0889-9
2006

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