agosto 10, 2009

Quiero que entre solo sol!



En los meses estivales, esta pieza es muy fresca.
El extremo calor queda olvidado entre verdes hojas de parra y enrollados tallos que brotan entre sus ramas.

Pero a estas alturas de invierno el sol entra como desesperado entre los barrotes metálicos que protegen. Es que es tan preciada su presencia que unas horas de sol hacen mucho más que iluminar.

Su calor revitaliza cada extremo de lo que logra alumbrar.

Lo único que deseo esos días es dormir mientras me pega el calorcito en el cuerpo, pero entre tanto orden y limpieza, el sol ya a pasado de derecha a izquierda de la ventana, ocultándose detrás del muro.

Hoy sólo espero cerrar los ojos y sentir ese rico calor invernal.

1 comentario:

Javier dijo...

Sol de invierno. Nada más rico.

Debe ser la ausencia de este lo que hace tan especiales esos rayos; cuando son muchos, molestan.

Eso me hace pensar en tantas cosas... en fin. No va al caso

Un abrazo, Daniel. Suerte en todo :)