Antonia es una niña de tan solo diez años.
Decidió criar a un pollito abandonado por su pequeñez y desvalidez, ha sido extraño ver que el pollito le teme a las de su especie y corra hacia los humanos para sentirse protegido.
Pero hoy ya no podía correr.
Algo tienen sus huesos que no puede posar bien sus patas y sus piernas presentan feas fracturas. Él no pasó la noche en el gallinero, ella no pasó la noche en casa de su abuelo.
Hoy cuando volví de recoger moras, ella estaba peinando su pelo, de sus ojos habían caído unas lágrimas. Le apenaba la situación del pollito, estaba consciente que no crecía como los demás, la tranquilizó un poco lo que hablamos de la vida y de los pollitos (aunque no me declaro experto en esa rama de la vida), pero pudimos conversar mucho hoy.
Ya no es tan grande la brecha que nos separa, al contrario hoy nos reimos juntos más que ayer y pasamos las mismas penitas por el desdichado pollito que algo tiene en sus débiles huesos.
No hay comentarios:
Publicar un comentario