Ella es muy señorita y para su edad un tanto grande en su pensar.
Él es un tímido niño que, a pesar de su corta edad, es muy caballero.
Antonia e Iván juegan a los espías ocultándose de mi vista, como queriendo pasar desapercibidos.
Ellos no saben que han sido vistos desde que Iván llega temprano en la mañana a despertarla y se quedan largas horas inventando mundos y situaciones.
Ella pone una voz aguda para hablar como más niña, él recita las canciones que suenan en la radio local.
Ella en marzo vuelve a clases en su comuna en Stgo y él se queda acá en este lugar en el colegio de la zona, ansiando que ella vuelta el próximo año a cuidar pollitos pequeños como si fueran sus hijos y él como si fuera su padre.
Hoy los veo jugar y comparto con ellos esos inocentes encuentros que parecien hablar de su futura y bella unión
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