Salgo del metro, subo escaleras, subo escaleras, camino a casa, sabiendo que no debo pasar a comprar al supermercado y que me esperan para una rica once. Es ahí donde empezó a sonar lo que escribo.
Es que desde hace un tiempo atrás, pasar por lugares donde el piso suena como a golpe de taco es entretenido y por más que voy con zapatilla, la goma al pisar no debería emitir ese sonido.
Y se repite y ya no es sólo el piso al costado del supermercado: los pasillos de la vieja casa central de la cato, el paso peatonal entre metro Mirador y el MFcenter, y así otros que no recuerdo. Pero siempre el sonido es similar
Una vez vi como pegaban baldosas de ese tipo en un enorme paseo peatonal, y ese sonido no es más que el paso del tiempo de los pasos sobre ellas, mal o bien pegadas se sueltas y algunas se convierten en fieros trozos que despedazados son punto de tropiezo para algunos y proyectil para otros.
Por mientras disfruto de su sonido particular y respiro mi entorno el gusto por caminar sobre ellas. Aunque nadie se da cuenta.
Una vez vi como pegaban baldosas de ese tipo en un enorme paseo peatonal, y ese sonido no es más que el paso del tiempo de los pasos sobre ellas, mal o bien pegadas se sueltas y algunas se convierten en fieros trozos que despedazados son punto de tropiezo para algunos y proyectil para otros.
Por mientras disfruto de su sonido particular y respiro mi entorno el gusto por caminar sobre ellas. Aunque nadie se da cuenta.
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