enero 19, 2010

En tu paz Amigo Martin: Las relaciones no se miden en tiempo sino en lecciones aprendidas.

Fue hace un año y pareciese que el tiempo no ha pasado.
Tu presencia ha sido notoria porque sabes que nuestra paz es la de tu descanso.
Amigo, ese 8 de diciembre del 2008 me diste el último abrazo en esta vida, y te alegraste por mí.
Yo me alegré de tí por sentir que tu fuerza por recuperarte sólo venía de tí, de tu alegría.

Te recordaremos como un profe que sus alumnos no alcanzaron a despedirse, un amigo y familiar muy querido, una gran persona que a este mundo le falta, una imagen que hay que poder repetir en los que nos quedamos viviendo y disfrutando de esta vida.

[Me acompañas con el sonido de "ode to my family"-the cranberries]

Gracias por recordarme de la paz que viene con la sonrisa, por la entrega generosa en cada compromiso, por la felicidad inmensa en cada momento vivido, por el cariño que se hace incondicional con quienes nos quieren, por la pedagogía efectiva, por el sueño de amar y de ser amados, por el gusto por la filosofía para niños, por tu gusto por las películas, por saber que una simple colonia de verano cambiaría la realidad de niños vulnerados.
Gracias por compartir un té, Gracias por esas caminatas que ahora me gusta hacer solo, Gracias por seguir estando.
Gracias amigo por tu confianza, gracias amigo por tu amistad.

Recuerdo que un día como hoy, a pesar de algunas lágrimas en mi soledad del verano pasado, me sentí muy tranquilo de tu partida, tenías todo el ánimo en tu alma encendida, pero tu cuerpo no resistió. Esa tranquilidad me la regaló un libro que leí antes de tu partida en especial este pedazo del capítulo 17...

"Me gusta pensar que las almas se relacionan como los millares de hojas de un viejo árbol. Las que penden de nuestro propio tallo están estrechamente relacionadas con nosotros e incluso llegamos a compartir diferentes experiencias con ellas, vivencias del alma. También nos sentimos estrechamente unidos a las hojas de nuestras ramas. Tenemos algo en común con ellas. Están cerca de nosotros, pero no tanto como lo están las hojas de nuestro tallo. De igual modo, con forme nos vamos alejando por las ramas del árbol, nuestra relación con las otras hojas o almas sigue existiendo pero no es tan íntima como la que tenemos con las hojas más cercanas. Todos formamos parte de un árbol y un tronco. Pode mos compartir experiencias. Nos conocemos. Pero los que pertenecen a nuestro tallo son los más íntimos.

En este bello bosque hay muchos otros árboles. Cada uno de ellos está conectado con los demás a través del sistema de raíces subterráneo. De este modo, aunque una hoja se encuentre en un árbol muy lejano y diferente del nuestro, se guiremos conectados a ella. Estamos conectados a todas las hojas, pero tenemos una relación más estrecha con las de nuestro árbol, todavía más íntima con las de nuestra rama y un vínculo que es casi una fusión con las de nuestro tallo.

Es posible que nos hayamos reunido en vidas pasadas con otras almas que pertenecen al mismo árbol pero que se encuentran lejos de nosotros. Podemos haber tenido muchas relaciones diferentes con esas almas, relaciones que quizás hayan sido muy breves. Tal! vez hayamos aprendido algo nuevo, incluso de un encuentro de media hora. Una de estas almas tal vez haya sido un mendigo que se ha cruzado en nuestro camino y que nos ha conmovido. Con ello ha crecido nuestra capacidad de sentir compasión por otro ser humano y hemos contribuido a que esa persona aprenda a recibir amor y ayuda. Seguramente nunca más nos volvimos a encontrar con el mendigo en esa vida, pero formamos parte de la misma historia. La duración de nuestros encuentros varía: cinco minutos, una hora, un día, un mes, una década o más; así es como se relacionan las almas. Las relaciones no se miden en tiempo sino en lecciones aprendidas"

Brian Weiss.





1 comentario:

Jota dijo...

eso es lo duro, ver partir a quienes queremos... es tan complicado :/
en especial si dejaron una enorme marca dentro del corazón de muchos. un abrazo enorme dani ! (: