Están aquellos que perduran y se consagran en nuestra vida, haciéndose secretos sagrados y aquellos que se transforman en una pequeña espina.
En ambos casos el guardarlos implica un gran desafío: para el primero es la vida misma quién lo guarda y para el segundo es la vida misma que se guarda para que no sea descubierta.
Lo mejor es gritarlos y decirlos a quienes no conocemos...
4 comentarios:
Aww Daniw, tocaste mi corazón. Muchas veces parece ser la mejor salida callarse las cosas y aguantar, vivir esa espina de manera egoísta, quizás por miedo, o por no atormentar a los demás con nuestros problemas y pucha que duele. Si es así, vaya que llevo tiempo con una espina que no me deja tranquila ni cuando duermo.
yo tbn me guardo muchas cosas, secretos para mi y la vida. Pero no sé, insisto, es mejor decirlos. Duelen mucho.
Lástima que sean a quienes no conocemos.
Claro Ana!
Es simple, díficil, pero simple... ni si quiera es necesario que esa persona te retroalimente, porque caerá en la casuística...
Es súper bueno el ejercicio!
Gracias por pasar a las tres!
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